lunes, 12 de febrero de 2018

¡Llora!

Buenas tardes, renacidos. Mi idea de ir pasándome cada semana de momento se está cumpliendo. Y sí, sigo esperando noticias. Noticias para mí, para vosotros y para todos. De momento, toca esperar. Sin desesperar si es posible.  

Para no irme enrollando en explicaciones de mi vida que seguramente interesan poco, os introduciré mi nueva entrada. Es la tercera entrada con homenaje a poemas que os presento y estoy muy contenta de ello. Esta vez os traigo un poema de Gustavo Adolfo Becquer, uno de los más grandes de la historia. Y, de nuevo he homenajeado uno de sus grandes poemas, en concreto, rima XVIL. Lo he homenajeado como con los otros precedidos, usando su esquema de base, pero variando en cierto modo la forma de expresarse. Yo no soy Becquer, ni podría serlo aunque quisiera. Él es único y yo solo una renacida que ama su trabajo, su poesía, sus palabras. Por ello, espero que guste y no sea para nada un insulto al maravilloso poema que él nos escribió. No hay que hacer comparaciones, solo leer y dejarse renacer.

¡Espero que hayáis pasado un buen martes y hasta la próxima!

¡Gracias por las 5840 visitas, sois muy grandes!




Como en un libro abierto con olor a olvido, sangrando por el fino hilo que antes cosió su cubierta, ahora rasgada, leo en tus pupilas una lágrima quemada. Y sé que la quemaste intentando engañar al espejo que tienes delante, que te lee con guantes de plata mientras tú esquiva, te deshaces las lágrimas a sonrisas. Sin embargo, ¿qué gana fingiendo el labio, risas que desmienten tus ojos? ¿Te piensas que no lo noto? ¿Qué pasa para mi desadvertido ese brillo empolvado? ¿Esa mirada de tus ojos? 

¡Llora! No sientas vergüenza de gritar con sollozos que me quisiste un poco. O que fue demasiado. No hay nada de malo en amar desfasado o con sobrepeso. 

¡Llora! Nadie te escucha. No pueden juzgarnos. Nadie puede decir que lloramos en vano. Y si lo hacen, ¿qué nos importa? ¡Qué hablen, qué nosotros lloramos por algo más importante!

¡Llora! ¿Qué más da si nos miran?

Ya ves; yo lloro... y no lo hago a escondidas. 

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