martes, 14 de junio de 2022

El gusano que se muerde su cola

 A veces no se necesita mucho para escribir. Solo un sentimiento, una revolución, un nudo, o unas ganas de ser escuchada. Otras veces, ni todo esto, te permite sacar lo de dentro. Y te quema. Y te enfría. Pero no aprendes a llevarlo por dentro aunque creamos lo contrario. Se anida mordiéndose su propia cola y te encierra en tu propia necesidad sabiendo que nada de lo que hagas permitirá que salgas de ella.

Qué bendición el poder escribir la pena. Qué tortura el sentirse atada a un lápiz que no escribe.