martes, 23 de enero de 2018

La magia de ser Sofía

Buenas noches, renacidos. Sí, habéis leído bien. Aquí las cosas están empezando a tomar una forma demasiado bonita y emocionante... A partir de hoy, día 23 de enero de 2018, inauguro una nueva sección al blog: las reseñas. Y os preguntaréis por qué me he animado justo hoy, a hacer esta nueva sección. Pues veréis, llevo un tiempo pensando qué debería de hacer para no estancar este blog, para hacer que avance en este largo y bonito camino. Ha sido pues por esta razón junto con otras muy importantes que todavía no os puedo explicar, que he añadido esta nueva sección.

En esta, como habréis adivinado, hablaré sobre libros. Sí, de momento me he animado a hablar sobre libros, aunque no descarto hacer en un futuro reseñas cinematográficas. Sería también divertido y bonito, además de muy constructivo. Porque os puedo asegurar, renacidos, y creo que muchos de vosotros ya os habréis dado cuenta, que estoy aprendiendo muchísimo de esta pequeña aventura. Aún recuerdo cuando escribía mirando mi ventana mojada por la lluvia, mi primera entrada. Cuánto ha llovido desde entonces... En ambos sentidos. 

He notado tanto la madurez, renacidos. Mi última entrada antes de esta, ha sido fantástica, desde mi humilde punto de vista. 

Y, pues, por todos estos factores, me he animado a empezar algo nuevo. Y lo hago precisamente con el libro que hoy he acabado. Libro que tiene una continuación y que se me ha hecho demasiado real para estar escrito. No sé si me explico... Hay veces que las palabras consiguen enseñarte de forma exacta una realidad que en verdad es ficticia. Increíble...


De modo que, os animo a leer esta reseña y, claro está, a leer este maravilloso libro.


¡Feliz martes!


PD: Gracias por esas 5671 visitas. Sois muy grandes!!





SINOPSIS:

Sofía tiene tres amores: su gata Holly, los libros y El café de Alejandría.
Sofía trabaja allí como camarera y es feliz.
Sofía no tiene pareja y tampoco la busca, aunque desearía encontrar la magia.
Sofía experimenta un chispazo cuando él cruza por primera vez la puerta.
Él aparece por casualidad guiado por el aroma de las partículas de café...
...o tal vez por el destino.
Él se llama Héctor y está a punto de descubrir dónde reside la magia.




RESEÑA ENTRE PALABRAS

Antes de leer este libro desconocía qué era la magia realmente. Beta Coqueta no nos habla de hadas, de brujos, o de campanillas que hacen sonarse cuando se enfadan. No. Habla de la magia de ser reales, de lo real que puede llegar a ser la magia. Nos describe en páginas que se quedan demasiado cortas y que se devoran con facilidad, que la magia es mucho más que aquello que creemos imposible. Se puede servir en tazas pequeñas que echan humo y pierden purpurina. Y no son cosas invisibles. Se palpan, se ven y tienen su propio olor. Como el de la madera que se mezcla con las naranjas... Del mismo modo, poco a poco, entrelazándose con un hilo rojo que no ahoga sino que hace cadenas irrompibles; se forja un amor que parece propio de un cuento de hadas. Pero no un cuento de hadas donde chica conoce a chico, se enamoran y viven felices para siempre. No. Ellos no viven en una aldea de casas de madera o con enanitos trabajando en la mina de al lado. Ellos viven en una capital bañada por la rutina y las prisas, donde parece que el único desahogo se respira en una cafetería humilde de trabajadores alegres y joviales que siempre tienen un consejo, una opinión o un café hecho a tu medida. Y no son perfectos. Él no viste trajes de gala, no es un príncipe por todo lo que tiene, sino por lo poco que le hace falta para ser él, y ser feliz. Y ella... Ella es un caos maravilloso. Una caja de confeti que explota en mil colores a cada hora. No es una mujer que siga el canon de belleza. Pero ni a ella le importa, ni nos importa a todos los demás. Sofía es demasiado hermosa para pensar en esas cosas.

En definitiva, Beta Coqueta describe la magia de la vida. Una magia que puede ser buena y mala a partes iguales, como el café cuando se enfría. Utiliza el humor, amor, el sexo y la poesía a partes iguales; aludiendo frases magníficas que han pasado a la historia y agregando nuevas que nadie debería olvidar. Entre ellas, nos explica que el amor definitivo no es aquel que queremos, sino que necesitamos. Nos dice que lo mejor que podemos conseguir de él, del amor, es que sea real. Y nos va enseñando sin darnos cuenta de lo mucho que estábamos equivocados...


Considero que es un libro que explica una historia de forma inteligente y poética, que habla del amor de otra manera. Más comprensible para todos, más irracionalmente racional. 


Creo que cualquier persona se sentiría enganchada a esta magia que parece que brille entre nuestros dedos. Porque no es un amor de cuento, es un amor que puede surgir en el metro, en una biblioteca, en de un estornudo, o atándote los cordones. Un amor que explica mucho sobre cómo es la vida y cuánto nos hace falta saber todavía del amor...


Porque el amor de verdad no es aquel que es más idílico, sino aquel que es real.


jueves, 18 de enero de 2018

Si me sincero

Buenas noches, renacidos. Wow, estoy eufórica, y aunque no necesite la voz para explicar todo lo que siento, me da la sensación de que me he quedado sin palabras. Hace apenas un día que publiqué en mi red social la necesidad que tenía de conseguir seguidores, esos que a veces paseaban sus ojos por mis escritos y entradas pero que no se animaban a dejar huella, a mostrar que lo hacían, que me seguían. Tenía un total de 5407 visitas. Hoy, habiendo pasado solo un día, habéis conseguido, porque para nada he sido yo, subir estas visitas y aumentar en nombre, los seguidores de esta íntima aventura por las palabras que muchos hacéis con ilusión. Actualmente somos unos pocos más los que nos identificamos como renacidos, 18 para ser exactos. Y, además, hemos llegado a 5566 visitas. Muchísimas gracias, de verdad. Cuando una escribe y se describe por dentro a partes iguales, no sabe si hay alguien al otro lado, alguien que ha vivido y se siente identificado con lo que allí se escribe, alguien que ve la pequeña magia de un lugar que se hace muy nuestro sin pretenderlo. Pero, en estos días, he podido ver que tiene un sentido este pequeño rincón, que tiene unos resultados, una verdad detrás de todo. Mil gracias, renacidos y visitantes de paso. Mil gracias y lo digo como si fueran las palabras más bonitas del mundo porque de verdad, he perdido aquellas que se deberían de decir en estos momentos. 

Os entrego, pues, una nueva entrada. Que es vuestra y mía, que es de este pequeño lugar donde las palabras buscan su sitio y se hacen más grandes. 

Espero que os guste y feliz jueves!

PD: la imagen es de la actriz española Marina Salas. 





Si [te] soy sincera, ya no respeto los margenes que nos separan. Digo que eres tuyo pero también nuestro, como si fuera la misma palabra. Nunca mío, siempre yo. Y me lío pensando en cómo describir lo nuestro, como no sonar atropelladamente enamorada cada vez que te nombro y el mundo se calla, como si le encantase oír tu nombre. Me secuestro pensando en la esencia que firma tu apellido, un par de veces durante una hora. Como si el ahora ya no importase y lo que se cuece en mi cabeza fuera la base de entender por qué el mundo está de mi parte y me permitió el lujo de conocerte, de amarte y no dejar de hacer ninguna de estas dos cada vez que te tengo delante. Y es que nunca te dejaré de conocer. Sé de sobra que no perderé el norte y recordaré el sonido de tu voz cuando ríes implacable ante la seriedad de la vida, como el eco te baila el agua y tú te dejas mecer como si fueras viento. Viento triunfante...
Ni tampoco la manera en que me pides que me calle, que guardemos silencio y mis miradas empiecen a gritarte.

Sin embargo, jamás podré llegar a conocer lo que sientes bajo la piel cuando me piensas. Cuando mi nombre y mis tonterías se cruzan por la autopista de tus pensamientos y hacen auto-stop. Sé que si fuera como la vida misma pero más diferente, pediría que te bajarás del coche, que me enseñarás los papeles y que me llevarás a alguna parte dónde no importaran las fronteras de lo que es tuyo o mío... o nuestro, incluso. Que me hicieras viajar a un lugar donde las horas ya no existen, y las ganas fueran aquello que marcase el paso del tiempo. Tiempo que gastaría contando tus lunares mientras la Luna me cuenta a mí qué tengo que hacer para no perderte, para tenerte entre mis brazos con los dedos acariciando tu frente. 
Diciéndote:
 Te quiero mío, tuyo y nuestro. Libre y atados por un hilo rojo que no es cadena, ni ahogo, que nos hace ser más nosotros individuales pero siempre unidos.

Si [me] soy sincera, no entiendo el sentido de los dedos sin abrazar otros tantos. El hueco perfecto de cada mano se conoce cuando se entrelaza con otra mano, y estas navegan juntas por los días, sin perder la calma, el ancla o la manera de conectarse cuando se necesitan. Y no es que te necesite, es que no quiero llegar a sentirlo. No quiero pensar que la distancia o el tiempo puedan conmigo y me convierta solo en un nosotros. En un nosotros que no puede respirar sin el otro, pensar o salir sin ir codo con codo. 

Si [os] soy sincera, desconozco qué se puede hacer con un corazón roto. Quizás borrar el nosotros y pintar un mejor sola que mal acompañado... Pero hay que tener cuidado, pues a veces la peor compañía es justamente aquella que se apellida yo misma.

Si [nos] soy sincera, no creí que el amor fuera para tanto, ni para tan poco. Pero siento que no hay manera de medir lo que se cose en mi tripa. Hay quienes le llaman mariposas o piel de gallina. Y yo creo firmemente que son sonrisas que salen disparadas como flechas, apuntando hacia la diana, sin ser el objetivo cercado, sin ganar puntos más allá que los que se cosen en la boca del otro, cuando se queda sin palabras.

Si [te] soy sincera, de nuevo, sin repetir lo que ya era, es que me gustaría serlo, serte y sernos, así, sin palabrejas absurdas o falsas promesas. Atados de pies y manos pero con la llave entre los dedos. Sabiendo que con un simple movimiento podrías serte y yo soltarme en busca de más mí que nuestro.

Si me sin[cero] en esto es porque a veces tengo más de los que me gustarían. Y aún así no me resto...


miércoles, 10 de enero de 2018

Después del amor IV

Buenas noches, renacidos! Sí, señor. Dos días consecutivos con entradas. Pensaréis: o nos da mucho o nos quita todo... Y tenéis razón. Soy demasiado de blancos o negros, no de matices. Qué se le va hacer... Sabéis, hoy un niño maravilloso con pintura entre las yemas me ha dicho que soy una chica con suerte. Y no porque sea feliz, esté viva o esté consiguiendo muchos de los sueños que me he planteado. No, sino por tener un flequillo que parece una cueva. Sí, es para flipar. Demasiado. Pero me ha hecho tanta gracia que he querido contarlo. Porque realmente para él, un niño que tiene flequillo a lo Justin Bieber, es increíble mi flequirojo. Tengo flequirollo al parecer. Es igual (me está quedando bastante cutre está introducción utilizando tanto la palabra flequillo, lo sé). El caso es que he pensado: jo, para lo que algunos es tan normal, para otros es magia. Y creo que justamente eso me pasa a mí con renacer, que me parece algo con muchísima magia. Ojalá fuese bruja...

En fin, os traigo la segunda entrada del año y con la que me propongo continuar publicando más y más escritos, volver a las buenas y viejas costumbres. 
Además, me alegra mucho ver que han subido las visitas de nuevo. 18 desde la última vez que publiqué, que fue ayer. Graaaaacias!

Y bueno, junto con esta entrada os traigo una canción preciosa de Beret titulada Vuelve. Imagino que ya la habré compartido alguna vez con vosotros renacidos, es muy posible. Pero bueno, por si todavía hay alguien que no la ha oído, os la recomiendo. Es preciosa y además se asemeja muchísimo a lo que narra esta entrada que, por si no os habíais dado cuenta es la cuarta parte de una misma historia. Espero que os guste y no me esté haciendo muy pesada con este tema. Si os cansa este escrito, dejadlo en los comentarios (a ver si os animo a escribir!!!!). 
La foto, por otro lado es de la maravillosa Sara Herranz, amadla si aún no lo hacéis!
¡Feliz miércoles, renacidos de mi alma!


https://www.youtube.com/watch?v=rRS6GQxFQ1U


Cuentan que contaste hasta diez muy rápido por miedo a descuidarlo o que saliera huyendo, y aún así ya estaba escondido. Que se fue muy rápido por dónde había venido, dejando sin embargo su esencia por cada rinconcito. Que se perdió por el camino [por el desierto] de vuelta a casa buscando migas en sus palmas, perdiendo la cordura antes que la calma, volviendo a comer solo. Sin perdices ni nada. Atiborrándose de promesas caducadas y martes que nunca fueron trece pero que dormían en la misma cama. 

Cuentan que ya no haces puentes por miedo a hundirte en ellos. Que le quitaste unos cuantos ladrillos a tu espalda y ahora se cae y cede por el peso. Que te has vuelto ligera como la lluvia y yo aligero mi paso cuando ella regresa. No vaya a ser que cruce la línea, rompa el paraguas o las dos cosas en el intento.

Cuentan que deshaces los pasos cuando llegas a la habitación. Que te da miedo pasar por la avenida o cruzar la esquina por si algún olor recuerda mi partida. Porque soy yo y siempre seré yo. Aquel que te dejó herida. El único que te descuido cuando tú cuidabas cada resquicio de mi vida, y la decorabas con poemas y poesía.
Que nunca han significado lo mismo desde que te conocí.

Cuentan que cuentas las veces que sonríes,y pones notas. Para  que no se te olvide que se puede ser feliz sin tenerme delante, sin recordarte que eres preciosa, que te queda bonito ese colgante que llevas, que tenemos mil cosas por delante y no importa lo que vino antes. Y eso ya quedó en lo que era.

Cuentan que ya no eres la que eras. Que te pesan las ganas y las penas. Que perdiste demasiados zapatos y ningún príncipe los recogía ni esperaba en tu puerta. Que tú sola aprendiste a sonreír al espejo, a decirte: bella puedes con ello

Cuentan que ya no cuentas lo nuestro cómo antes. Que te da miedo engancharte a un pasado que nunca será presente. Que si me ves por la calle cambias de dirección, de acento y de estatura. Que ya no te ves cómo antes y no esperas que cambie.

Cuentan que ya no te quiero, que te he olvidado, que se me ve feliz y renovado. Cuentan que me hacías daño, que era un amor de críos que se perdería con los años, que nos cansaríamos y nos habíamos cansado el uno del otro, que ningún para siempre teníamos escrito en la mano.

Y cuando cuentan esas mentiras, juro que a veces me las creo, me digo que he acertado, que todo lo que hice contigo fue castigarme, castigarte y castigarnos. Que perdimos demasiadas cosas, y que ahora empezaba a recuperarlas. Juro que a veces me las creo, y me ayuda a dormir tranquilo. Pero en mitad de la noche, cuando me despierto, me giro y no te veo, sé que me he equivocado, que te he perdido por estúpido y por andar con cuentos que ya se han contado tanto que al final acaban siendo
puro cuento.


Y este ha acabado...

martes, 9 de enero de 2018

Descorchada y sin botella

Buenas noches, renacidos. Sí, hoy se estrena la primera entrada del año!!!!! La número uno de 2018. Un año que por sí solo ya promete. De momento, este maravilloso año que nos espera lleva solo 9 días. Y en estos nueve increíbles días ya he vivido muchisisimas cosas... Como imagino que todos. He tenido mi primer beso, mi primer paseo, mi primer enfado, mi primera cámara con fotos instantáneas, mi primer consejo, mi primer tocadiscos... Y sé que tanto la foto como el tocadiscos es algo muy de renacer. Precisamente, por el hecho de que es TAN RENACER he decidido que la canción con la que inauguraré la primera entrada del año será de mi primer VINILO!!! Este es la banda sonora de Dirty Dancing, una película que seguramente TODOS conoceréis muy bien y que si no lo hacéis, estáis tardando. Es una película preciosa, fría y cálida a la vez, con dulzura y pasión al estado puro. Os la hiper recomiendo, de ella nace mucha de la magia de este blog.
Y bueno, estrenaré pues el año con esta canción, con una entrada de amor (para variar) y con una imagen que creo que es preciosa sacada durante las fiestas de mi pueblo en el año 2017. Creo que es una imagen que dice mucho de la entrada incluso antes de ser leída. 
Así, pues, espero no decepcionaros con esta primera entrada, que podáis renacer con ella y que no dejéis de creer en la magia de las palabras. Ellas lo son todo, renacidos.
¡Feliz martes!
Pd: estoy leyendo un libro buenísimo, La magia de ser Sofía de Elisabet Benavent. Muy recomendado, por si os apetece leer algo nuevo de amor y comedia. 
Pd2: 5341 visitas en renacer, gracias. Mil gracias.

https://www.youtube.com/watch?v=EpfpbLEA1ZE&list=PLEBFB46D19FDB3683 




Descorchada y sin botella esperaba tu vuelta para ver si de nuevo te
bebías el alma, las ganas o si te tomabas las prendas a la ligera. De lencería fina y callejera, se quedaron decoradas todas las farolas, todas las puertas abiertas y todos los mayos, invierno. 
Has bebido de labios de vinos baratos y tintos que lo único que tinta es la etiqueta, la poesía que lee en tus labios solo se recita mientras te quita la camiseta; esa que él, a diferencia, rompía a pedazos cuando te desabrochaba las vergüenzas.

Y, después de beber de la fuente y ser la presa que pide que la liberen, se pierden en otros licores más fuertes, menos rotos y endulzantes. Te dicen que tu embriaguez es afilada cuchilla, que corta cada vez que se rompe, cada vez que mira que necesitan a alguien entera que pueda darle noches llenas de amor, de botellas vacías. Y tú ya lo estabas antes de que te conocieran. Continuabas descorchada esperando en la puerta que regresara y no regresa.

Y es que ya nada lo hace. Ni sus ojos centelleantes que envidiaban los champagnes, ni la brisa que susurraba nunca me faltes, por favor no te marches. Y es que ya nada lo hace, todo se quedó mudo por no hacer las paces. Por dejar que cruzarás el umbral y no quisieras quedarte. 

Descorchada y sin vaso que te sujete, te tumbas urgente en la repisa, cerca del borde que puede pisarte y siempre te pisa. Recordando otros sudores que hacían de deslizantes, que te llevaban directa a la cama en unos brazos que no tiene nadie. Y te agarras con fuerza a los grados que aún te quedan, que te hacen sentirte serena aunque ya nunca más puedas estarlo. 

Te has vuelto una mala amante, de esas que brindan con cava y dejan carmín en su copa, que rebosan de alegría solo cuando el maquillaje pinta sonrisas. Que espera descorchada a que la abotonen de nuevo, la vistan, la peinen...

                                                                 y la quieran.

No por el daño que ha sucumbido, no porque el vino esté más bueno con el paso de los años. 

Y que la quieran.

No por las noches que prometa, por la amnesia que sugiera o la espuma que derroche en la mesa. 

Y que la quieran.

Porque siempre fue bonita con la boca cerrada, pero mucho más cuando la tenía abierta.







Y si algún día te preguntas que fue de ella, quizás aún siga descorchada esperando en la puerta, o es posible que ya entienda que el amor infinito es ese que no puede darse de puertas para fuera.