jueves, 6 de abril de 2017

Te empeñas en buscar marzos

Buenos días, renacidos. El abril ha llegado con fuerza, ¿no creéis? O llueve mucho o hace un día de sol y de playa. Este mes tiene un encanto especial, junto con noviembre, creo que son los dos meses más bonitos. Al menos, en lo que se refiere a luz y sombra. 

No tengo mucho que contar hoy, renacidos, la verdad. Me veo poco habladora y sinceramente, tengo mucha faena por delante. El día se presenta cargado, como toda la semana. Pero bueno, dentro de nada podré volver a la superficie y coger aire. El oxigeno lo tengo en las manos. 

Os dejo, por ello, una entrada que me ha gustado pintar sobre la hoja. Creo que es bonita, tiene su encanto como este día. Habla sobre el miedo a que se deje de amar, a que todo acabe. De nuevo hay dos protagonistas y el tema es de amor. Sabéis que es mi tema favorito, renacidos. 

Adjunto con esta entrada la canción "volar sin fe" de Andrés Suarez y Buena fe. Espero que os guste, es preciosa, la verdad. 

¡Feliz jueves!

https://www.youtube.com/watch?v=uqjQWNgzHRY



Y sigues empeñado en pedir inviernos al verano, creyendo que así pasaré más tiempo a tu lado, sobre tu pecho, pidiendo tu abrigo en noches de frío infierno. Que el verano te alejará de mis manos, que buscaré otros cuerpos, esos que duran hasta agosto y después se van con el viento. Amores de verano, amores envenenados de sudor y lamento.

Y no te conformas con el sol que arañará tu espalda, el resfriado que abandonará tu cara. Prefieres aceptar las lluvias y chaparrones, creer en falsas ilusiones que te trae el invierno, aguardar la esperanza bajo chubasqueros. Igual que prefieres discutir a oír solo tu latir esperando la respuesta del otro, mientras el otro solo aguarda silencio. Abrupto silencio, que se ha roto.

Te empeñas en cambiar el calendario. Día tras día, vuelves a hacer marzo. Y yo me conformo cuando te abrazo, pero sé igual que tú que es mentira. Aunque cierres las ventanas cuando llegue el día, intentando huir de mi despedida. Aunque retrases la hora y me pidas entre besos que te acoja en nuestro pequeño invierno.

Cada día haces más posible que el tiempo vaya hacia atrás. No solo porque cada segundo se hace más corto que el anterior, sino porque has creado un rincón de frío entre tu pecho y el mío. A veces veo nieve en tu sonrisa, y juro que me parte la vida. Sé que es imposible pensar que abril ha desaparecido formando un nuevo enero. Pero tú te empeñas tanto en creerlo, en crearlo, que me duele pensar que no sea verdad. Y digo que es cierto. Que somos diciembre y enero, que necesitamos abrazarnos para pasar juntos la cuesta, que no cuesta si nos entendemos. Y lo hacemos, entre sabanas, sonrisas y almohadas. Con olor a café recién hecho. 

Y es que sigues empeñado en hacernos más marzo de lo que somos, cuando en realidad somos pleno mes de julio. No me refiero a ese julio que olvida, que busca solo divertirse, que no se compromete, que se desliza en sudores y se adormece. Me refiero a ese julio adolescente, imprudente, que no le importa perderse en camas ajenas, que se enamora de los ronquidos, de las promesas, de los sentimientos a ciegas. Y eso también es verano. 

También es verano carecer de frío, aceptar el calor desnudándonos a besos. Vistiéndonos a plena luz del día, con el ventilador encendido meciendo mi pelo. La vida dentro de un vaso con hielo.

También es verano esas noches eternas, que podrías malgastar entre mis piernas o yo entre las tuyas. Esas tardes con dos velas, viendo la tele o tumbados en la arena, saboreando la sal de tus hombros, la playa de tus ojos, el color canela de tu cuerpo. 

También es verano, y no solo invierno. seguir amando. En agosto hay amores eternos que se pierden en veinticuatros ajenos, que ya nunca vuelven a ser los mismos. Y ni todos los marzos del mundo, ni mucho menos, todos los eneros, pueden apagar la llama de fuego que se aviva en un verano cubierto de besos. 

Por eso, amor mío, no te empeñes en buscar el frío. No importa las estaciones que pierdan trenes o meses, porque yo seguiré siendo ese vagón o ese gélido mes de diciembre, que si bien parece pasajero, nunca termina de pasar. 

Y en verano también te quiero. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario