martes, 7 de junio de 2016

Entender el verano

Buenas tardes, renacidos. Hoy os traigo una entrada que habla sobre el verano y sobre una interpretación muy personal que supongo que poca gente entenderá sobre esta estación. El verano no es la calor, el agua, sumergirse, el bikini, las noches de fiesta... El verano es un sentimiento que crece de las ramas y se vuelve un árbol. Muchas veces he querido volver a ese bosque que cada vez está más y más lejos. Quizás si llevase un mapa o hubiese construido mi casa en aquel árbol, nada de esto me hubiese pasado. Pero ha pasado y ya nada puede cambiarlo. Queridos renacidos, espero que os guste mi nueva entrada, que viváis mi verano, mis sueños truncados y los vuestros. Esta es una entrada algo triste pero espero de nuevo, poder renacer entre ellas como el patito hizo para ser un cisne.
https://www.youtube.com/watch?v=3O1_3zBUKM8 
¡Feliz martes!



Hay muchas formas de hablar o de contar como es el verano, pero mi propio entendimiento me obliga a que lo estructure en estos diferentes párrafos. Espero que quien no lo entienda no busque intentarlo, pues solamente se puede interpretar si tú lo has experimentado. El que lo haya entendido que levante la mano, quiero ver como los pulgares llegan hasta lo más alto, que ni los índices son tan importantes ni las conclusiones a las que llegamos. Disfruten del verano si todavía existe algo para disfrutarlo.

Un grillo que canta:

Absorbiendo toda nostalgia perdida en la alambrada, un pequeño e invisible grillo canta una dulce balada enseñándonos como se puede llegar a sentir el alma. Sus cantos llegan a oídos de aquellos que siguen unidos pues las piezas juntas del camino tienden a escuchar aquello que el alma solitaria no llega a alcanzar. Los unidos miran allá donde creen que el invisible grillo se puede encontrar mas no lo encuentran en ese lugar porque el pequeño grillo nunca aparecerá. La música se vuelve de un color especial, dejando que el color nácar ocupe su lugar. Ellos piensan que hay una calma apagada en aquella dulce balada, pero no hablan, solo escuchan pues no quieren confundir aquellos sonidos que hablan del porvenir.  Sin quererlo pasa el tiempo y cada vez más lejos se puede sentir el sonido de aquel grillo que tan cerca lograron oír. Entre medio de su canto, caen lágrimas y suenan llantos. Después de tantas peleas ya se han acostumbrado. Hay puertas que se van cerrando, pisadas que ya no entran tanto; hasta que un día desaparece el gris manto y el grillo deja su canto. De vez en cuando, vuelve a la alambrada para ver si realmente ha llegado la calma, pero muchas veces se ha encontrado con pisadores de grillos que no valoran su canto. Cuando intenta olvidarlos y proseguir su dulce balada, se encuentra absorbiendo humo en vez de nostalgia. Y aquello el grillo no lo aguanta, por eso aguarda a la espera, de que las uniones valgan la pena.

Una estrella que cae:

Hay un intenso brillo cubriendo el cielo de color amarillo, sonríe cuando oscurece, duerme cuando amanece; pero siempre siempre reaparece cuando ve las piezas unidas claramente. Su espeso brillo relata aventuras, guarda fortunas y siempre está en la altura. Escucha suplicas, acepta deseos y mira como concederlos si cree que son correctos. Desde hace veranos observa unas piezas que han formado un puzzle sin utilizar las reglas. Piensa que son atentas, que se ríen; le gusta escuchar sus chistes y ver como le piden aquello que ellos creen lejos de las nubes. Ella bromea con ellos y hace ver que cambia de colores, ellos se emocionan entonces y le ponen un nombre. Pero el tiempo va ocultando las luces y sin querer, poco a poco, el puzzle se vuelve desorden. Cada vez menos piezas acuden a su ayuda, ya no piden deseos, ya ni siquiera miran a la luna. Ella está triste igual que su estrella, pero acepta que las cosas no son eternas. Las piezas se van cortando, algunas ya no saben como aguantarlo y es que el puzzle se ha ido dispersando y ha perdido unas cuantas mientras tanto. Mientras ve cambiando las piezas que alteran sus vidas sin utilizar la cabeza, ella se va apagando. Sabe que en cualquier momento se terminará matando. Y es que las estrellas son pequeñas ilusas que no cumplen deseos cuando caen sino cuando aún se sienten musas en el cielo; por eso cuando caen no cumplen ningún sueño, porque sus esperanzas se han caído antes que ellas toquen el suelo. 

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