sábado, 4 de junio de 2016

Pasamos a pasado

Buenas tardes, renacidos. Por fin puedo descansar un rato y dedicarme completamente a renacer un poquito después de tanto trabajo. Veréis que llevaré un tiempo sin dedicaros mucho tiempo y sin dedicármelo a mí misma.  Junio tiene unas grandes botas que pisan fuerte y me están pisando, creerme.  De todos modos, aquí estoy, intentando desahogarme un poquito con el desamor y las palabras.  Esta es la vivencia que tratará hoy mi escrito - espero que os guste -.  ¡Además, es sábado y duele estar tan enfrascada en la Universidad mi día favorito! Ni se lo merece mi blog ni yo, hombre. 

Bueno, renacidos, a lo que iba; mi entrada trata sobre eso. Sobre el desamor, sobre como cambia la vida, sobre como duele pasar página algunas veces y aún más cuando apenas te das cuenta de quién decidió hacerlo. Habla sobre aquello que todos viviremos en algún momento o que ya hemos pasado. Habla sobre pasar a ser un pasado que no queríamos que fuese. Pero hay veces que eso, es lo que más nos conviene. En mí caso, está claro que así fue. Pensad que muchas veces el desamor o una ruptura llega para abrirte un nuevo libro con más amor y más dulzura. No todo es blanco o negro, a mí me gusta el gris. 

Con esta entrada, os he adjuntado una canción de mi querido Elvis Presley titulada Can't help falling in love. Él junto a varios artistas más, desordenan y alteran mi caos. Espero que os guste él, su canción y mi entrada.

¡Feliz lo que queda de Sábado!

https://www.youtube.com/watch?v=vGJTaP6anOU




Pasamos igual que pasaron las agujas del reloj que se clavaron afiladas pasando, olvidando su pasado, tejiendo pasos inacabados. Pasamos. Pasamos de ser los reyes del estado de amarnos a los vasallos que solo se quieren entre findes, a avasallarnos sin parar a pensar, a siquiera mirarnos, pasando de largo. Pensando en corto sin apenas pasar las páginas, quemando hojas, olvidando capítulos en nuestra alcoba. Y pasamos. Pasamos de ser deseos completos a inacabados, de pintar con colores aquello que se teñía de blanco. Pasamos de unos buenos días a unos que no eran para tanto. A mentir desde el trabajo, a engañarnos esperando. Pasaste por mi lado sin darte apenas cuenta contando todos los pasos que te alejaban de mi puerta. Pasaste de sentirme viva a verme casi muerta. Yo pasé de quererte a cada paso a olvidarme de tu fracaso. Pasamos pasos diferentes, agarrados de la mano, bajando túneles subterráneos. Después no encontramos el camino para volver a agarrarnos. Pasábamos los días olvidando y ahora lo único que hacemos es pasarlos recordando. Pasar es diferente cuando los pasos han cambiado. 

Pasamos muchas cosas, que para otros no serán tanto; pero aquello nos fue ahogando incluso cuando saltábamos los charcos. Los pasos se volvieron acelerados, corriendo para pararnos. El tiempo ya no corría sino que nos estaba avisando. Él sabía que iba a pasar, del mismo que él pasaba mientras tanto; pero no vimos su pasada hasta que estaba pasado. 

Pasamos y pasaste. Pasé y pasamos. Pasaron muchas cosas, pasaron mientras tanto. Pasamos a pasado y el pasado ya no deja que pasemos. Ahora pensemos parados.

¿Cómo pudo pasar tanto? ¿Cómo pasamos a tan poco? Se supone que habíamos parado a repostar, que la vida no era para tanto. Se supone que estaba prohibido pasar de largo, saltarse el ceda. Se supone que yo estaba en la acera y tú eras un vehículo más en la carretera, pero tú pasaste sin mirarme, atropellando mis medias verdades ...
 ... cuando pasaste sin darte cuenta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario