Os he dado mucho la chapa, diría. Pero bueno, me encanta quejarme y al ser mi blog, os toca escucharme - o no, si me ignoráis claro está...-.
Mi siguiente entrada, olvidando el hecho de que tenga examen HOY, va sobre la tristeza de un ruptura de amor. Habla sobre el dolor que siente una persona cuando se siente culpable de una ruptura - aunque cabe decir que siempre es culpa de dos, no de una. Bueno, siempre no. Siempre no, jajaja. Pero la mayoría-.
Con esta entrada adjunto un precioso cuadro de Dorina Costras. Y, la canción "debería" de Pablo López - que posiblemente ya haya puesto en otra ocasión, pero es que me encanta, renacidos.-
¡Feliz miércoles, renacidos!
Pd: deseadme suerte.
Pd2: Wow! 3997 visitas!!! ¿Cómo venís tanto por aquí, guapos? Os adoro jajaja.
https://www.youtube.com/watch?v=rq5bEH9eyts
Desabroché dos botones que mantenían mi sonrisa erguida y ahora se cae sin remedio. Parece un muñeco medio olvidado, atrapado en cuerdas que no le dejan moverse, que no le dejan pensar. No sabe actuar mi sonrisa sin los botones que la dejaban erguida, ahora solo se mantiene vertida en el charco de las desgracias, de las lágrimas que se van de mis ojos para no presenciar el daño
colateral.
Ya no suenan las carcajadas como cataratas cuando me acariciabas la espalda. Apenas hay sonido alguno que provenga de mis labios. Quizás algún susurro, pero es ensordecedor, temprano. Las alarmas se han disparado demasiado pronto, con poco tiempo de descanso. Y las ojeras barren mi patio.
Pocas son las miradas que anidan en mis ojos. Estos se han vuelto rojos demasiado pronto. Pestañean con el simple tacto del aire.
Ya no sé vivir. Disparan mis manos, acunando los sonidos grafofónicos.
¡Qué desliz!
Se desliza mi cuerpo por el desagüe de la vida a una velocidad que impide ser vista. Apenas soy un rastro de la estrella fugaz que inyectaba morfina,
en pequeñas dosis.
Y sé que mi cuerpo empezará a corromperse cuando vea que está a punto de romperse, de rasgar en pequeñas tiras mi piel desnuda, mi piel de gallina, en finas tiras.
Grito dejando mis pulmones en el umbral que
YA NO TE NECESITO.
Pero miento y me atraganto con las vocales, haciendo nudos en los laterales de mi garganta, notando la lentitud de mis palabras. Y te marchas sin dejar caer una lágrima, con el orgullo en la barbilla levantada, con la cabeza bien alta, tocando el cielo. Y yo agachando la mía mientras me caigo al suelo. Mientras caigo en la cuenta de que Ya no sé vivir. Apuntando con las palabras a mi frente, temiendo el disparo inminente de mi conciencia que sigue latente en algún rincón de mi mente. ¿Dónde estás cuando te necesito? ¿Cuándo disparos de irracionalidad, de orgullo y prejuicio tachan mis verdades?
Y me mancho las manos con sangre invisible, de mi suicidio o homicidio involuntario. Dejando caer el arma del crimen. Dejando caer las palabras VETE, NO TE QUIERO, VETE. Que tanto daño hacen, que tantos agujeros teje en la piel de un hombre o de una mujer, sin géneros, colores o mentalidades.
Me hubiera gustado más asfixiar los buenos recuerdos que martillear y clavar en mi alma las palabras que fueron armas en nuestras pieles. Y es que fuimos fieles amantes de lo imposible y ahora mi fidelidad no me deja encontrar lo posiblemente
capaz.
Y me desarmo con frialdad en el portal de tu casa, con apenas trece quilos de gramos de LO SIENTOS Y VOLVAMOS A INTENTARLO. Que apenas grito, y apenas callo. Molesto a los vecinos y me echan con macetas embriagadas en vino.
Llegaste tarde, cariño. El chico al que buscas ha llegado al olvido.
Pero no es cierto, aún clavo su recuerdo en mi ombligo y me desangra por dentro mientras corro en contra del viento el cual me recuerda uno a uno todos mis tormentos:
VETE, NO TE QUIERO, VETE.
VETE, NO TE NECESITO, PIÉRDETE.
MEZCLATE CON ROCÍO Y BAÑATE EN DESGRACIAS.
VETE, NO TE QUIERO, VETE. VETE.
Y es que entonces, te das cuenta de que hay armas que no disparan balas sino palabras, que hay futuros que recuerdan continuamente los pasados y que después de todo, cuando se va una parte de ti, los pulmones dejan de respirar, el corazón deja de latir y una
Ya no sabe vivir.
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