martes, 14 de febrero de 2017

Y me enamoré de ti.

Buenos días, renacidos. ¡Hoy es San Valentín! Sí, sé que no es una de mis fiestas favoritas porque se ha creado por puro consumismo, pero, ¿acaso hay alguna fiesta que no se base en consumir? Ni una. En todas se consume, se vende, se compra y se regala. Y en cierto modo, también es justo que exista un día destinado a lo más bello de la vida: el amor. El amor es la fuerza que mueve todo, renacidos, todo. Con él se podrían solucionar muchos de los problemas que trae la vida, como también es el culpable de crear otros tantos. San Valentín y su manera de hacernos recordar que no podemos dejar de decir al otro, que lo queremos. Esa es la idea que me quiero quedar de esta fiesta, de este pequeño homenaje al amor.

Yo que siempre he sido una fiel seguidora de todo lo romántico, he escrito por primera vez, una entrada de amor en San Valentín. No habla sobre la fiesta, pero sí sobre el amor. Sobre el estar enamorado. Y creo que no será la única entrada que dedique hoy. Estoy pensando en escribir uno de mis cuentos dedicados al amor imposible, no sé, lo pensaré.

Y, antes de pasar a mi entrada y a la canción que dedico en este día, me gustaría adjuntar una lista de todas aquellas obras magníficas que te puedes leer, ver o empezar un día como hoy. Creo que es una bonita manera de enseñar un poco más como soy y también de entregaros planazos para hacer, lo demás ya depende de vosotros/as. 

He aquí mi lista para ENAMORADOS/AS O POR ENAMORAR:

1. Ver el Diario de Noa: si no habéis visto esta película creo que es el día perfecto para hacerlo. Es un drama romántico lleno de golpes de humor que te muestra que no importa lo que opinen los demás o los golpes que dé la vida, si estás destinada a esa persona, volverá. 

2. Leer la serie After: un tipo de novela romántica con tono erótico es un gran planazo para empezar a enamorarte de la literatura. Es un tipo de lectura rápido, entretenido, romántico y divertido. No te dejará indiferente. Únete al fenómeno after. 

3. Viaja a Verona: sé que no es un planazo que esté al alcance de todos, pero si vais no os arrepentiríais de nada. Un lugar de ensueño donde poder rememorar el amor de otros tiempos con Romeo y Julieta y los de este tiempo con la gran cantidad de post-it que hay en un gran muro con declaraciones de amor. 

4. Lee renacer entre palabras: no hay mejor manera de enamorarse que leyendo un poco en este blog. ¿Qué? Tengo que barrer para mi casa, ¿no?

5. Lee o visualiza Bajo la misma estrella: tanto el libro como la película son grandes obras. Eso sí, preparad los pañuelos porque es un no parar de llorar.

6. Ver la vida es bella: Porque la vida es bella, como dice el título de esta película. Y porque lo descubres, precisamente, cuando ves esta gran obra. Si no la habéis visto aún, hoy es el día perfecto para hacerlo.

7. Escucha la canción buenos días princesa de Rafa espino: inspirada en la película la vida es bella, esta canción también es preciosa. Quizás es el regalo perfecto para dedicar a alguien y no lo sabías.

8. Escribe una carta de amor: las declaraciones nunca pasaran a la historia y menos si son en su formato original. ¿A quién no le puede hacer ilusión recibir una bonita carta?

9. Pon un candado: los amores de verdad jamás desaparecen, siempre se quedan bien atados a nuestros corazones. Es por eso, que poner un candado en un bonito puente en honor a vuestro amor es una bonita prueba. ¿No creéis? 

10. Planta rosas: Pueden ser de papel o reales. Déjate seducir por su belleza.

Y bueno, después de estos 10 planes que hacer un día como hoy, os presento mi entrada. Como veis he querido hacer algo diferente, progresar. Nunca está mal si no olvidamos la base de todo, lo original. Os dejo pues, con mi nueva entrada: me enamoré de ti. Junto a esta, os adjunto la canción que he recomendado en mi lista: buenos días princesa de Rafa Espino. Espero que os guste renacidos y que paséis un feliz martes.

¡Feliz San Valentín!

https://www.youtube.com/watch?v=JoXV_lxvvM8


Y me enamoré. 
Me enamoré del rincón que dejan tus dedos para los míos, los pliegues de tus manos que llaman a mis pliegues, que piden que me beses rozándome con tus yemas. De tu sonrisa que se clava con alfileres en la mía y hace que siempre esté bien levantada, bien erguida. Del eco de tu voz, cuando se aleja despacio o cuando está tan cerca que rebota en mis paredes. Del tiempo que corre rápido, o lento, que nunca es el mismo, que salta a la pata coja, que sube por el abismo de tu espalda y se tira, como si fuera un rascacielos y rascara tus nubes, esas que oscurecen tus costumbres. Y yo las exprimo, quitándoles toda la angustia, toda la pena, toda la oscura penumbra que adorna tu brillante ausencia. Pero siempre estás presente. En cada cafetería, en cada metro, en cada estación, en cada risa. En las fotografías de mi habitación. En las prisas de quien choca contigo y no avisa, no te dice "disculpa, la culpa ha sido mía, no miraba por donde iba." 

Y me enamoré de ti.
Me enamoré de cómo arrugas la cara cuando ríes, de como tu risa es lo más parecido a escuchar hablar a las estrellas, de como nacen fuegos artificiales en mi estomago cuando me miras, cuando me abrazas. De como el tiempo se paraliza. De como se izan las velas de mi piel cuando me besas. Y empiezo a navegar por tus palabras, por tu piel descalza y con zapatos, por los mares que nos recuerdan que el amor es la mayor arma para sobrevivir a una tormenta. 

Y me enamoré de ti.
De la única forma que se puede, sin darte cuenta. Despertándote poco a poco de un sueño y cayendo en otro más profundo en el que realmente estás despierto. Encontrando un puerto sin faros, sin cerrajeros. Viendo en ti, mi reflejo, mi mar, mi cielo. 

Y me enamoré de ti.
Sin pretenderlo, sin buscarlo, sin poseerlo. Creyendo que el amor era otra forma de consuelo para los que no saben quererse a uno mismo. Y yo me quiero y te quiero, a partes iguales. Sin mentiras, etiquetas, sin colorantes. Descafeinado o enérgico. Entre montañas o corales. En cualquier parte y en cualquier entero. 

Y me enamoré de ti.
Por tu culpa, por ser yo la culpable de haber visto en ti lo que no vi en nadie y que tú hayas hecho lo mismo conmigo. Por haber entrado juntos en este laberinto de la vida y esperar salir juntos de él. Más perdidos que nunca pero sin dejar de encontrarnos una y otra vez.

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