lunes, 19 de octubre de 2015

Cada día que pasa es un día ganado

Buenos días, hoy como cada día se está disputando una guerra en la se juega más que nada. No hay apuestas, no hay derrotas ni victorias, hay días. Hoy es diecinueve de octubre, y es el día mundial contra el cáncer de mama. Como sabréis, esta lucha lleva disputándose en la Tierra durante años y resulta complicado saber cuando cesará. No obstante, nunca se ha dejado de luchar por las que hubo, por las que hay, por nosotras y por las que vendrán. Todas formamos parte de un mismo bloque, de una misma lucha. La lacra de esta sociedad, el cáncer de mama, esta maldita guerra, continúa buscando las fuerzas para continuar existiendo; pero con las investigaciones y avances, esperamos contar los días para que acabe. Esperamos que en un futuro cercano podamos recordar a las guerreras que hubo y a las nuevas guerreras que dejaron de llegar. Dejaron de hacerlo porque se fue la guerra, porque desapareció. La lucha continua que disputan contra su cuerpo, contra ese enemigo que se esconde bajo su organismo es la lucha más valiente que existe. Nunca se rinden. Por eso, hoy os damos las gracias. Gracias por hacernos creer en la valentía, en que las princesas guerreras existen, en que se puede luchar y lograr aquello por muy difícil que sea. Gracias a las que cayeron luchando, a las familias que lucharon con ellas, a las que continúan haciéndolo.  Gracias por ser como sois, por no dejaros romper, por continuar en pie. Gracias. Mi entrada va por vosotras. 

https://www.youtube.com/watch?v=fieiYUmBmFY&list=RDfieiYUmBmFY#t=86



Hay batallas en las que se disputan mucho más que el honor y el orgullo de un país. Hay batallas cuyas victorias saben a vida, a seguir sonriendo, a seguir luchando. Pero estas batallas son mucho más lentas y requieren más esfuerzo que cualquier otra. Implican pequeños pasos, gran valentía e inmenso apoyo. Se disputan dentro de un cuerpo, de un corazón, de un pensamiento. Llevan consigo millones de bombardeos si se pierden, pero más festejos si se ganan. Cada batalla se tinta sobre fuego en las almas de los habitantes de un pueblo, de un mundo, de un universo. Los guerreros visten tacones y llevan sus labios bien pintados por el rojo de la victoria, del esfuerzo. Muchas personas como consecuencia del miedo, desean colocar a estos guerreros en urnas de cristal cuyos muros sean inquebrantables por el dolor o la desdicha. Pero los guerreros son mujeres fuertes, valientes, que no se rinden por nada, por nadie. Levantan su poderosa y humilde espada, preparan su fiel escudo y luchan. Luchan día tras día, por su pueblo, por sus vidas, por continuar viviendo en paz. Ellas lo hacen por todos, por todas, por darnos esperanzas, para darnos fuerzas, para poder mantener aquello que todos necesitamos, la vida. Esa vida que parece tan complicada de alcanzar para aquellas que pelean en la cuerda floja, pero que se agarran con las uñas y no se dejan caer, mover o perder. Son invencibles porque su valentía y fuerza les hicieron así. Siempre serán inmortales, pero ellas no lo saben.

Quizás, a veces, creen que lo hacen solas, que su pueblo no se levanta ni va en su ayuda, pero todos luchamos por un mismo objetivo, por un mismo deseo, por una misma ilusión. La vida nos empuja fuertemente hacia las decisiones que ella elige, hacia donde ella desea; pero con la lucha podemos cambiar de dirección, alterar nuestro destino, trucar las reglas del juego. Un juego que se cobra millones de fichas día tras día pero que no cesa de generarse una y otra vez. Ellas son fuertes para conseguirlo, para ganar. Han soportado tormentas de noticias, tardes de dolor, noches de defensa y días marcados en blanco. Nunca se rinden, aunque muchas veces lo pensaron. Siempre continúan, aunque a veces se pararon. Levantando su espada demuestran su valor, la batalla por la que luchan, la ayuda que necesitan. Con el sol, sus luchas jamás serán depositadas en el olvido, siempre servirán de algo. Hoy es su día, pero no solamente lo es hoy. Ayer, hoy y mañana. Su valor, su lucha, su sonrisa reviven cada día, renacen entre las horas, entre los pasos que caminan. Han conseguido mucho, han luchado intensamente por lograr su propósito, pero todavía no ha acabado. Millones de guerreras se inician en su lucha o continúan en ella. Saben lo mucho que pueden perder, pero piensan en todo aquello que pueden ganar. Piensan en un abrazo, en un beso, en una carta, en un cena. Después de la batalla su lucha no acabará y lo saben. Continuará ejerciendo su poder contra el escudo, contra el valor, contra la fuerza. Pero ellas son fuertes, porque saben que cada día que pasa es un día ganado.

Tened valor, princesas. Luchad con todas vuestras fuerzas, luchemos gastando todo lo que nos queda, sin tregua, sin rendirse. Luchad y luchemos por avanzar en las investigaciones, por destruir las guerras con nuestro propio cuerpo. Luchad y luchemos por las que nunca se rindieron, por las que tanto perdieron, por las que aún lo estáis haciendo. Luchas y luchemos unidas, porque de esa manera, ninguna batalla será perdida.


5 comentarios:

  1. Que bonitas palabras Gis,cuanta fuerza hay en ellas. Con cada frase tuya,haces que me enamore más de las palabras.Sigue escribiendo por favor.

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  2. Muchas gracias, eres la afortunada número uno por tu primer comentario! jaja espero que siempre puedas renacer, no sólo entre las mías, sino entre tus propias palabras. Feliz días.

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  3. Como puede ser k siempre tengas la frase apropiada. Buen renacer para todos

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  4. Como puede ser k siempre tengas la frase apropiada. Buen renacer para todos

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  5. Muchas gracias, Mery! Nunca dejes de expresar lo que piensas, os estoy muy agradecida.

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