jueves, 10 de diciembre de 2015

Desde hace tiempo

Buenos días, hoy en este día soleado de diciembre, aunque está siendo precioso, se echa de menos algo, ¿no creéis? ¿dónde se esconden esas nubes que traen consigo lluvia y llenan de ilusiones las mojadas calles de la ciudad? Las echo de menos, sinceramente. Porque aunque me gusta el día soleado por muchos motivos, los días de lluvia duplican los motivos. Quizás esto también derive mi obsesión por Londres, quizás. Bueno, dejando de lado estas explicaciones que de nuevo, no vienen al caso, os presento mi siguiente entrada titulada "desde hace tiempo". En esta, comprobamos la estructura repetitiva, es decir, el paralelismo llevado al extremo que configura lo que parece un estribillo, pero no lo es. Sigo en mi línea de crear con las palabras una serie de rimas, y lo hago mayormente para ir aprendiendo y adquiriendo destreza con esta habilidad que veo tan compleja -juzgarme pero no me odiéis por ello, por favor-. No hablamos de poesía, obviamente, pero tampoco es prosa, así que os dejo que cada uno haga sus propias conclusiones. La encontramos confeccionada con un enlace que lleva a la canción Nocturne op. 9 número 2 de Chopin. A mí parecer es preciosa, y no sólo por la dulzura que transmite, sino porque su vídeo tiene como imagen mi obra favorita, la Noche estrellada de Vicent Van Gogh. A la vez os traigo una imagen de Beth Bogert que me parece preciosa. Entenderéis que si coloco toda esta infinidad de elementos lo hago para que adoréis esta entrada, y ojalá lo consiga. Feliz día, renacidos, ¡a por el jueves!

https://www.youtube.com/watch?v=9E6b3swbnWg


Desde hace tiempo, ya no piso el suelo. Alguien me enseñó a volar entremedio del cielo y del suelo. Pisar mientras vuelo, aquello que llaman vida, que llamo desierto, que son simples agujeros. 

Desde hace tiempo, ya no sueño con cosas imposibles, sino que me recreo con realidades cumplidas, conseguidas, merecidas. Alguien me enseñó a que las cosas que no se pueden realizar, son las primeras realizadas, quizás de forma indirecta, pero finalmente de forma completa. 

Desde hace tiempo, ya no canto mientras me ducho, sino que me ducho mientras canto, lleno de música el lavabo y lo enjabono con tonos agudos, octosílabos llanos, y notas de un piano. Alguien me enseñó a que las cosas buenas se deberían multiplicar siempre más que las rutinas monótonas y aburridas. 

Desde hace tiempo, ya no tengo prisa por nada, sino que voy con calma, con tranquilidad, casi sonámbula. Alguien me enseñó que corriendo y con nervios, no conseguía nada y que en cambio, descansada, era capaz de cruzar murallas y murallas. 

Desde hace tiempo, ya no bebo café, sino que me despierto con aire, con sol, con un tal vez. Alguien me enseñó que las dependencias nos ataban al papel, y que no servía de nada cortarse con él porque seguíamos siendo presos de su cárcel. 

Desde hace tiempo, ya no cierro la ventana, sino que dejo que el olor de la mañana entre hacia mi sala. Alguien me enseñó que vivir esperando no recibir nada, era como ir a Narnia sin esperar conocer a un hada. 

Desde hace tiempo, ya no comento los errores de los otros sino que explico sus aciertos, sus logros, sus comienzos. Alguien me enseñó que juzgar era una cuchilla de doble filo que tan rápido te mostraba el final, como después te mostraba el puñal.

Desde hace tiempo, ya no me peleo con el tiempo, sino que disfruto de los años, de los días y de sus lamentos. Alguien me enseñó que creer en Peter y en su eterna niñez, era como crear un castillo de papel sin esperar que el viento viniese a por él.

Desde hace tiempo, ya no tengo miedo a las dudas, sino que espero a que existan algunas mías y algunas tuyas. Alguien me enseñó que nada era certero, que nada era seguro y que lo mejor en esta vida era bajar el escudo y escuchar los apuros que nos acercan a las dudas alejándonos de todas las seguras. 

Desde hace tiempo, ya no soy infeliz, sino que vivo el día a día con gran sonrisa de zapato a nariz. Alguien me enseñó que la única buena razón para dejar de reír era comenzar a hacerlo sin un fin. 

Supongo que desde hace tiempo he conseguido muchos de mis objetivos y también que todavía me quedan años para realizarlos todos de manera exhaustivos. Pero alguien, llamado vida, me enseñó que mientras permaneciera a su vera, podría lograr todo lo que me propusiera.

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