sábado, 5 de diciembre de 2015

El llegar a ser lo que no fuimos

Buenas noches renacidos. Hoy es mi día favorito de la semana, el feliz sábado. El día en que el descanso, en cierta manera, baña la noche, la mañana y las horas. Recuerdo que de pequeña contaba los días restantes para que se acercase el sábado. Claro que durante esa época tenía otros motivos que todavía siguen siendo muy parecidos a los actuales. Ya no me levanto a ver los dibujos a las siete de la mañana, pero sí que sigo haciendo mi rutina de los sábados. Bueno, cuando no existen otros motivos que me lo impidan -Universidad-. De todos modos, esta explicación no os sirve para nada, simplemente para aburridos. Pero como no puedo evitar ser una pesada y explicar mis cosas, os recomiendo que os saltéis lo anterior hasta ahora. Claro que supongo que para saber que os lo podéis saltar tenéis que haber llegado hasta aquí y por tanto leeros lo anterior. En fin, supongo que son mis trucos para que la gente me escuche... más bien para que me lea, pero ya me entendéis.
Bueno, a lo que iba. Mi siguiente entrada se llama "el llegar a ser lo que fuimos". Es otra entrada que explica un romance llegado a mal puerto, que acaba en desastre. En él podemos ver las comparaciones y el juego de rimas para entender, un poco, a la pareja que fueron y que ya no son. Aunque, en realidad, al menos uno de los dos, desea que vuelva a ser como era. Desgraciadamente muchas cosas son inevitables o las tornamos inevitables a causa de errores y decepciones. De todos modos, no hay que negarse a equivocarse ya que errar es de humanos y demuestra que se mostró todo de alguien, que se hizo conocer de forma profunda. Si no funcionó, no es el definitivo. 
La entrada se encuentra compuesta a partir de la canción Hello de Daniel Jang, un violinista que interpreta la bellísima canción de Adele. Sinceramente, me vuelve loca como suena y espero que os agrade igual que la entrada - aunque si os gusta más la entrada no me enfadaré-. También con el hermoso cuadro de mi gran pintor Vicent Van Gogh, el hombre que me hace creer en todo, en el poder del arte para expresar aquello que nadie puede ver.

Bueno, feliz sábado renacidos y mucho cuidado con esta noche, que los sábados son muy locos pero necesitan tener un futuro - no bebas sin conduces-. Y yo necesito a mis renacidos :)

https://www.youtube.com/watch?v=7fAk82lsiAg


Éramos dos acantilados que contienen imprudencias en su filo, que esperan romper el hilo que les ata a las obligaciones, a las razones de ser y no humanos en este circo. Dos choques entre dos mundos compartidos, referentes, incomprendidos. Vivíamos de ilusiones durante cada una de las noches que confeccionaban nuestros encuentros, nuestros momentos, nuestros sueños. Moríamos de realidades durante cada una de las mañanas que confeccionaban nuestras dudas, nuestras inseguridades, nuestras horribles debilidades. Buscábamos las navidades en pleno Agosto, hallábamos el verano en medio del otoño. Caíamos en la cuenta demasiado tarde, derrapando en la cuneta de nuestras habilidades, de las crueles señales del destino que no tienen forma de tráfico sino de remolino. Un remolino de emociones, de sensaciones, de dominio. Leyes que rugen en las fauces de un cocodrilo, las aspas de un molino que hace años que no fabrica harina, que no conoce el trigo, que llora por su sin sentido. Éramos tanto sin saber nada. Ahora somos nada, sabiéndolo todo, conociendo los periodos, los cambios, las estaciones donde bajan de sus vagones pasajeros congelados, presos del candado que no les deja vivir, sentir, sonreír. Siempre fuimos conscientes de la brevedad de las estrellas, de la eternidad de las mentiras, de las crueles injusticias. Me juraste que no dejarías de tocar el arpa y sin querer un día su sonido juró no volver a hacerla sonar, ni desprestigiar aquellas notas suicidas que caían como gotas en plena estampida. Sé que fue culpa de mis miedos, de mis sueños por cumplir, de todas aquellas películas que nunca  llegaron a su fin, que se perdieron en las noches de abril. Sé que no fue culpa toda de mí, que otras cosas tuvieron que ocurrir para vencer al barco que vimos hundir. Puede que otros zarpen sin ti, y que consigan huir, pero siempre existirá una línea que marque su compás teniéndonos a ambos como amantes de un largo vals. 

Buscábamos tantas cosas perdiendo las más importantes, ignorando los desastres, todos y cada uno de los sauces. Perdíamos tantas cosas sin buscar lo más importante, ignorando sus fases, sus declives, sus avances. Puede que por eso, ahora todo este proceso nos destruya poco a poco, nos sumerja en ese pozo y nos ahogue en lo más hondo. Puede que también, nos haga sentir ignorantes, creyentes, insurgentes. Presos del pánico, de la rutina, de nuestro fracaso. Nos encierre en el pasado, en el inminente descaro, catástrofe, desamparo. Somos todo sin ser nada, somos nada siéndolo todo.  

Ellos, los sin dueño,  bendijeron nuestra separación, hurgando en las heridas de la desesperación, de cada una de los besos rotos en un rincón. Pero su agua bendita quemaba tras cada discusión y las quemaduras se apoderaban del corazón y de la razón irracional de seguir con este teatro que no hacia otra cosa que daño. Te repito que no sé cómo pudimos, cómo lo hicimos, cómo caímos. No sé como llegamos a serlo o a saberlo, pero desde entonces los acantilados ya no dejan muertos en sus brazos, sino vivos en sus filos. 

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