sábado, 12 de diciembre de 2015

Querida yo de hoy

Buenas tardes renacidos. Hoy me he dedicado -entre otras cosas- a mirar entradas antiguas, perdidas en el paso de las entradas y las vueltas de hoja. Viéndolas, en cierto modo, he descubierto mi evolución, una evolución que si bien es lenta me ha permitido compartir con vosotros millones de entradas e ideas. En especial, hay unas cuantas que todavía me emocionan, me producen sensaciones de renacer, de querer saber más y más sobre ellas. Entre estas está la entrada de mi Querida yo de ayer. Esta, que de momento es de mis entradas -sino la más- favoritas, es la base de mi nueva entrada. La publiqué el 26 de septiembre de 2015, y hoy estando en el 12 de diciembre de 2015 pienso crear una segunda parte, en este caso titulada "querida yo de hoy". La razón por la cual la confeccionó justamente hoy es puramente por los recuerdos que me proporcionó la primera entrada y que me ha producido la necesidad de crear esta. Sin alejarme mucho de la entrada, seguiré el procedimiento de la anterior indicando que mi antecedente fundamental fue Rayden y su A mi yo de ayer. Esta canción, me fascinó cuando la oí por primera vez y me sigue fascinando a día de hoy. Creo que es perfecta. 

Como veis, aparte de la canción de Rayden, os he colocado otro enlace, en este caso, sobre la entrada Querida yo de ayer. Espero que os agrade tanto como la anterior. Os deseo un feliz sábado, renacidos, hasta mañana.

http://renacerentrepalabras.blogspot.com.es/2015/09/querida-yo-de-ayer.html


"Querida yo de hoy, sé que en este momento eres la chica que escribe en un ordenador esperando que alguien lea y entienda lo que piensas, que entiendes que mucha gente no te entienda, que entiendes que no puedas entender a toda la gente. Sé que ahora sabes que todos los complejos existen, pero sólo en nuestras cabezas y no en nuestras pieles; que lo materialmente imposible es aquello que uno piensa que no puede lograr, que no puede alcanzar, y no lo que realmente podemos realizar. Sé que sabes que hay pocas barreras que no se puedan cruzar y que la muerte es la más importante de ellas. Que con un simple gesto puedes romper en pedazos tus recuerdos o crear unos nuevos, más bonitos, más duraderos, más bellos. Que existen ideales que se destruyen día a día, y que hay otros tantos que se construyen con el paso de las horas. Que también existen quien nunca se decantará por la izquierda o la derecha, por la suerte o el destino, por la cruz o la cara de la moneda. 

Querida yo de hoy, sé que sigues encerrándote entre tú y tus pinturas, que eres las chica tímida que pocos conocen y que eres cuando te conocen todo menos la chica tímida. Que vives por el aire que no sólo respiras sino el que lees, el que escribes, el que te inyectas en tus sonrisas. Que conoces a personas que sufren día a día, y que luchas por hacer de tus sueños algo tangible y discreto entre los margenes de tu libreta. Que te gusta oír caer a la lluvia y leer el horóscopo de las miradas escondidas. Que adoras la luna, sus cambios, la vida, y a tus niñas. Que eres demasiado consciente de los cambios que efectúas, que eres perfeccionista, pero desastre; fuerte, pero sensible; callada, pero gritona; feliz, pero llorona. Sé también que prefieres los días grises, por las sensaciones que trasmite; el otoño que la primavera; las estaciones y no sus consecuencias. Conozco la manía que tienes de llevar la contraria, de buscar la magia del truco y un truco sin magia. La manía de querer tocar el arco iris y no buscar la plata, de conocer el color de la esperanza, del amor, de la rabia. Que te gusta transmitir la tristeza de un soleado domingo y buscar la belleza de un amor imposible, doloroso, separado. Que eres indecisa, decidida, simple, compleja.  

Querida yo de hoy, sé que desconoces todavía como puede haber quien mate por placer, por venganza, por ver retorcer a la otra persona entre sangre, recuerdos, y auxilios de ayuda. Que no entiendes como se pueda ver el toreo como algo popular, que dé felicidad, orgullo y como símbolo de dignidad. Que de la misma forma que eres incapaz de ver sufrir un animal, sufres al ver padres que hablan de hijos desaparecidos, presos en el túnel de un asesino. Sé que tampoco compartes la violencia, las amenazas, el desprecio. Que odias las mentiras hirientes, las palabras puñales, las injusticias ajusticiadas y las trampas preparadas. Que no soportas el invierno porque trae consigo millones de momentos fríos, lejanos, presos del calendario. Que temes el olvido, el mar, las vacunas y los cambios. Que odias cuando alguien te lleva la razón cuando no lo cree, y que crea que lleva la razón cuando no la tiene.

Querida yo de hoy sé que has montado muchos puzzles en tu cabeza y que luego los has desmontado lentamente en tu corazón. Sé que has aprendido a dejar de contar, para contar con algo más que con los números, para entender con las palabras aquello que no te aporta el cero ni el uno. Que piensas que el amor es lo más importante que se puede coser, plantar y entregar en este mundo, porque con él lo demás deja de existir, de tener sentido, de depender de uno mismo. Que conoces que hay juegos con forma de realidad y realidades que son simples juegos. Que has aprendido a contar con las venas que unen el corazón a la cabeza y no con los dedos, ya que muchas veces los pulgares desaparecieron llevándose consigo a la mitad de ellos. Que odias pedir deseos porque cuando no se cumplen te duele más que cuando no lo tenías y lo ansiabas, lo pedías. Sé que te sigues escondiendo del miedo, de afrontarte al mar de tu tortura, de aceptar como ayuda el dolor ajeno, de aceptar como amigo aquel que te inyecta veneno. Sé que te encanta pintar el mismo paisaje, dibujas piedras oscuras que nunca son iguales, usar el color negro y rojo como ideales.

Querida yo de hoy, sé que tienes millones de preguntas todavía sin resolver, que se pierden en el museo de las dudas, de los rompecabezas sin pistas, sin ideas, sin consejos; y también que conoces millones de respuestas de las cuales no adquieres preguntas, que se pierden en el asfixiadero de las certezas, de los rompecorazones con caminos, con conceptos, con errores. Sé que todavía esperas las reconciliaciones tardías, los abrazos que se perdieron en al andén, las palabras que nunca llegaste a conceder. Sé que sueñas con retroceder, y conocer a tu querida yo de ayer, para reeplantearte que hacer con él, con ella, con vuestro tal vez. Sé que temes llamar mejor amistad después de lo ocurrido en el pasado, de tanto que te hicieron daño, después de aquel último verano. Que tomas pastillas de felicidad que solamente la música, el arte y la verdad te puede proporcionar, que sus notas musicales son como la droga sana que te ayuda a levantar. 

Querida yo de hoy, me gustaría darte consejos o asegurarte que todo lo que haces está bien, es perfecto, no tiene errores ni lamentos. Pero mentiría y en cierto modo lo estoy haciendo. Por eso, si hay algo que te pido es que sigas tu camino recto buscando las curvas que depare el tiempo, reparando las heridas que te haga el viento y oliendo las amapolas que si te aportan lamento, también te den aliento."
Firmado mi yo de hoy

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