sábado, 12 de marzo de 2016

¿Cómo no voy a odiarte?

Buenas tardes, renacidos. El sábado siempre me ha parecido el mejor día de la semana. Sea de sol, de lluvia; con trabajo, sin él; dormido, despierto... Pero al fin y al cabo, sábado. Un día para dejarse llevar, para pensar y sentir, y sobretodo, para escribir. Pocas veces he escrito en sábado y claramente no se debe a que no quiera o no tenga ideas. Siempre creo que todos nos bañamos en ideas muchas más veces que en gotas. Es más, vivimos de ellas, pero casi nadie las quiere plasmar. A veces es mejor, lo entiendo. Pero ¿y la cantidad de palabras que se pierden por ello? Es una pena perder dibujos cuando un artista los arruga en su despacho, pero también es triste perder palabras cuando un ser los arruga en su cabeza. No obstante, yo intento recuperar el mayor número de palabras que retengo. A ver si así puede salir algo decentillo. 

Mi siguiente entrada se titula ¿Cómo no voy a odiarte? y sinceramente es todo lo contrario a la pregunta, así que me permito hacer un Spoiler porque si alguien quiere leer algo de odio, esta no es la entrada correcta. Es más, diría que aún no he escrito ninguna. ¡Lo tomo como deberes pendientes! Esta vez, con mi entrada, adjuntaré la composición de Yiruma - el gran Yiruma - con una canción titulada Love me. Es preciosa, renacidos, preciosa. Igual que la fotografía de la película el Diario de Noah (que tanto repito que me gusta), igual que vosotros que sin querer o queriendo habéis conseguido que mi/nuestro blog tenga 1871 visitas. Sois preciosos...
¡Feliz sábadete!

https://www.youtube.com/watch?v=jSvxE5eIUIQ





¿Cómo no voy a odiarte?
Si el café me grita por las mañanas que debo de ir a despertarte. Y no puedo, porque no te encuentro en cada arruga que dibuja mi cintura sobre las frías sabanas. Frías desde que el sastre que las cosía decidió marcharse. 
Sé que odiar es una palabra muy grande, pero tú me dejaste pequeña cuando decidiste emprender tu viaje. No te culpo, es tu vida. No me culpo, era la mía. Pero ya no sé distinguir los margenes, la diferencia que hay entre nuestras dos manos, entre los sauces que manchan con lágrimas saladas cuan despedidas quemadas. 

¿Cómo no voy a odiarte? 
Si miro por la ventana, y el aire me devuelve tu fragancia en forma de para siempres tintados con hasta nuncas. Si me dejaste cosido en la nuca dos cometas y una brújula. Objetos que para todos era nada, y que para nosotros la nada lo era todo.

¿Cómo le diré a mi madre que pasé de quererte a odiarte? que aquellos veranos que orquestamos se quedaron en un simple baile de bares, en un estanque vacío de peces, llenos de desprecio, insignificantes ante los medios, irrepetibles ante los enteros.

 ¿Cómo explicaré a nuestros hijos que su padre emigró antes de siquiera concebirlos? que la línea que pintó en nuestras muñecas se salió del dibujo, partió los esquemas. Que ya nunca nada será como era...

¿Cómo podré seguir adelante? Si mis pasos eran los tuyos, si nuestros brazos chocaban mientras caminaban por los discursos, por las peleas, por los abrazos que bañan mareas.

¿Cómo no voy a odiarte? Ni que tú fueras tan importante, el punto clave en mi vida, mi personalidad y mi malicia. Ni que tú fueras el alma hecha a mi medida, con más de un 38 en cada pie, con más de tres directrices en cada vértice. Ni que tú fueras el soldadito sonriente que no pasa desapercibido ante el teniente y que escupe con una escopeta mares de sonrisas, de verdades a ciegas y ciegos que mienten. Ni que tú fueras ducha caliente en días de nieve, cascada corriente cuando el verano es ardiente, primavera con olor a flores, hojas en pleno otoño cubriendo los arboles.

¿Cómo no voy a odiarte, mi amor? Si tú fuiste el único que me sacó a la pista en pleno baile. Si tú engañaste al tiempo para que me quedase, para que no me fuese, para que me enamorase. Si tú paseaste mi nostalgia en plena calle de Barcelona, enseñándome que la muerte siempre nos aprisiona pero que de vidas no hay más que una. Enseñándome también a usar mi fuerza para volverme débil, a gastarme dinero sin buscar una fortuna, a ser paciente con la piel nerviosa. 

¿Cómo no voy a odiarte, odio mío? Si yo ya no soy de nadie, y tú siempre serás algo mío. Si yo soy sola de tus labios, y los tuyos son distantes aunque no haga frío. Si tú eres tú, y yo soy tú, y nosotros nunca seremos nosotros mismos. Si en plena tormenta solo puedo recordar la paz que dispusimos en guerras, las guerras que nunca traían la paz de las tinieblas.

¿Cómo no voy a odiarte? o lo que es peor, ¿cómo no voy a amarte? 

Si fuiste tú el que te marchaste.

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