lunes, 14 de marzo de 2016

No repitas, por favor

Buenas noches, renacidos. Vuelvo a escribir de noche y creo que ya van 4 entradas por día. ¡Esto es un milagro! Tanta suerte no suele estar de mi lado, pero bueno. Vamos a creer que realmente he conseguido un tiempo para escribir. Es lunes, renacidos. Ese día triste y aburrido que, ¿quién no odia en cierto modo? Creo que la última vez que recuerdo ir contenta por ser lunes, fue durante mis practicas. Aquellos sí que eran buenos lunes... En fin. Mi nueva entrada es un despropósito completo. Habla en cierto modo de la rabia y el despecho. Pero advierto que no va con segundas ni involucra mi vida en absoluto. Yo estoy muy feliz y no he dejado de querer a nadie en lo que lleva de mes. Espero que dure así mucho tiempo. 
En fin, a lo que iba. Trata de la rabia, el despecho, el odio, el desprecio. Podría ser dedicado a aquel hombre o mujer que nos hizo daño cuando una relación finalizó o el amor se acabó... Quién sabe... Con esta no encuentro ninguna canción que se pueda identificar, así que dejo libertad para que cada uno escuche lo que quiera. Aunque, siempre doy libertad, ¿no? Espero que sí. 
¡Feliz lunes, people!



Ante la hoja que nos ató sin enseñarnos cadenas, candados, ni llaves, escribo por si no lo sabes, que ya no te quiero. No es que pensé dejar de amarte, es que simplemente saltaron las alarmas después de que derribaste los cristales de tu muro. Y casi que prefiero haberme dado cuenta de esto a tiempo, antes de que mis pulmones echasen gasolina en vez de aire o echasen humo.

Quédate con tus inviernos otoñales, amor, que yo ya no te quiero. Perdiste tu tiempo buscando el polo norte en mitad del desierto. Conjugaste mal el para siempre y te acabó saliendo un siempre para ti, que casi que lo prefiero. Bañaste mi mar con tinta de otro texto. Y borraste las huellas que pinté en tu sendero. Sé que no era tu objetivo que llegase a odiarte, pero del amor al odio hay un paso que nos hace gigantes cuando lo tomamos. Y no fue lo único que tomé. Me tomé la libertad de dejarte recuerdos míos colgados por el piso, por la pared, con olor a jengibre, a naranjas exprimidas y pintalabios suicidas. Sé que no es muy ético y en cierto modo, es inmaduro, hacer este tipo de cosas, pero cuando la venganza aparece lo último que piensas es en no ser muy duro con la otra persona. Tiré tus regalos a la basura. Sí, a la basura. Esa que nunca tirabas cuando te cansaba el trabajo, esa que recogía yo después de lavar los platos. Sí, te lo echo en cara y no a la cabeza como de verdad pensaba. En fin. Los tiré a la basura. Nuestras entradas para ver la Colmena, aquel bote naranja con olor a crema catalana, nuestra foto en Fuengirola, en general he tirado todo lo que se me antoja. Pero me quedo con tu consola. Tú puedes quedarte con el pasado que te ha permanecido durante años, con mis recuerdos anclados en el tiempo, esos que te has llevado y que por desgracia no he recuperado.

Te podría no culpar de muchas cosas y callarme, pero sería engañarte y algo peor, engañarme. Me marcho muy lejos de tu lado, para que no me busques para arreglarlo ni mucho menos para matarlo del todo, porque te repito que ya no te quiero y que esto de una vez se ha terminado.

Quizás en otros tiempos, en otros cuerpos, en otros años, en otros brazos, volvamos a encontrarnos. Quizás para entonces ya no te guarde rencor, pero mucho cuidado con hacer con otra lo que una vez conmigo, se te ocurrió. No le mandes cartitas con flor, porque aquello no tiene ningún valor si después no despierta abrazada a tu corazón. No le recuerdes lo guapa que está, una vez maquillada, sino la belleza que siempre brilla cuando está medio dormida. No la beses en la mano si le cierras la puerta en la cara. No le engañes con ir a cenar fuera y luego te quedes a ver la UEFA. No la saques a bailar porque es la menos fea, pero también la menos especial. No le cantes al oído palabras que nunca comprenderás. Cántale lo que tú sientas que seguro que ella, entonces, lo aceptará. Intenta no ser como eres, porque siéndolo no llegaras a nada. Espero que aprendas que con las mujeres no se juega y mucho menos se engaña.

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