lunes, 30 de noviembre de 2015

Hay lugares secretos

Buenas tardes, hoy es el último día de noviembre del 2015. ¿No os parece increíble que el tiempo pase tan deprisa creyendo que pasa tan lento? ¿Cuántos de vosotros no se os ha hecho larga una hora y pensabais que el tiempo se había paralizado, que las manecillas no se movían? Creo que a todos aunque haya sido una sola vez en este mes. En mi caso ha pasado más de una...
Ahora me pongo a pensar y se me viene a la cabeza que nunca más volveré a hablar sobre el 30 de noviembre de 2015 sino es en forma de pasado. Y es muy posible que hoy haya sido un día increíble para muchas personas. Y para muchas tantas habrá sido un día normal, o malo. Pero jamás volverá a repetirse, como tampoco se repiten los mismos hechos, frases, momentos, casualidades... Es curioso como es el tiempo, los días, los segundos que vuelan sin cesar. Van y vienen, pero nunca vuelven.

Bueno, hablando ahora sobre mi entrada, esta se titula "hay lugares secretos" y trata sobre la magia, la fantasía y las leyendas. Esto se debe al acercamiento de la época más mágica del año, en la que los sueños se materializan o no, en cierto modo: la navidad. Con el paso de los años vamos dejando de lado nuestra parte más irracional para empezar a medirlo y calcularlo todo. Pero nunca podemos dejar de creer en el país de Nunca Jamás, en el conejo debajo de la chistera o la puerta que nos lleva a Narnia. Hay que mantener la mente bien abierta y los sueños bien arriba. A raíz de esto nace mi entrada, que espero que os guste y os acerque aunque sea un poco hacia vuestra infancia. Como base encontramos un fragmentos del ballet de Peter Pan, un ballet que me encanta. Feliz tarde y aprovechad de estas horas que nunca más se repetirán. 





Hay lugares secretos, que nadie conoce porque nadie lo ha permitido. Fuentes que parecen cascadas de eterna juventud, que traen brillo al más profundo ataúd. Caminos que parecen eternas bifurcaciones y que te hacen pensar sobre si el más corto es realmente el más seguro, el más apropiado, el menos oscuro.  Sendas sacadas de cuentos, supervivientes de momentos, de fechas, de sueños. Hay castillos inmensos que se es esconden entre los muros de piedra, y otros que lo hacen entre apariencias, tanto si son o no ciertas. En cambio, hay otros tantos transparentes, incapaces de ocultar sus haces de luces, sus armas, sus tenaces almas. Existen también seres extraordinarios perdidos entre las montañas, escondidos entre cada una de las casas. Mitos y leyendas que se ocultan bajo una mascara, y que creemos que son ficticias, que son falsas, cuando en realidad explican unos hechos contrastados, confirmados, extirpados. Los espejos llevan a la perdición, nos hacen creer en su ficción, en el horror que cierne cada mala decisión. Hay esencias que se esconden entre cielos u océanos, fortunas o desastres, costureras y sastres.  Existen sendas jamás encontradas, con guerreros, magos, ninfas y hadas. Historias que se confeccionan en cada casa, en cada pequeña estancia y que muchas veces no salen de su fachada.  Hay lugares que se esconden en una mirada, que tienen acceso con una llave mágica, confeccionada con las palabras. No existe el abracadabra, pero sí la cueva macabra en la que matan por dinero, que se congelan por el dorado, que llevan tesoros, anillos, y mucho monedas de oro colgando. Los trucos se inventaron para desprestigiar el don, para creer que todo es ficción con un mal telón. Hay colinas que ponen la zancadilla, ardillas que hablan, que cantan, que bailan. Existen las sirenas, los monstruos, las arañas. Los tres tejen mentiras para huir de las manos humanas, pero sólo las arañas caen en su propia trampa. Pocos conocen poblados encantados, perseguidos por fantasmas, espíritus, antepasados. Ellos moran hasta encontrar su salvación o la perdición de aquellos que le dan captura ya que nadie puede pedir ayuda. Hay puertas que llevan a otros lugares, a otras épocas, hacia traspasar los cristales. Aquellos que muestran una cara, sin su moneda, o una cruz sin pensar sus consecuencias. 

Hay lugares secretos, que nadie conoce porque nadie lo ha permitido. Quizás la solución sea huir o acercarse al abismo. El mismo que nos ata o nos suelta para sí, sin mentir, ni desistir, sin huir o dejar de insistir. De todos modos, si algo sé es que los lugares secretos son para que nunca dejen de ser así.

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